La bella Goldie Weber no es más que una ladrona. Su especialidad: "limpiar" las casas de gente rica. Fue así hasta el aciago día en que el fascinante propietario de la casa que estaba desvalijando, la pilla con las manos en la masa.

Es Lasher Morley, un bastardo. Goldie cree que todo ha terminado para ella, pero él la sorprende proponiéndole un trato: si accede a hacerse pasar por su desaparecida esposa Marlène, no la denunciará. Cierra el trato porque el riesgo le gusta, pero sobre todo, porque el que le gusta es Lasher, de modo que decide llegar hasta el fondo de la historia.