Mollie debía estar pasando su luna de miel y celebrando la Navidad en Nueva Orleans. Y estaba en Nueva Orleans, desde luego, pero no en la ciudad tropical que ella esperaba, sino en una inhóspita ciudad cuyas calles estaban cubiertas de hielo. Y el hombre que estaba con ella, Pearce Goddard, no era su marido sino un invidente que había conocido en el avión durante el vuelo desde Nueva York. ¿Es que nada le iba a salir bien? Su novio la había dejado por otra, en el aeropuerto le habían robado su dinero y ahora no tenía donde quedarse.

Cuando Pearce le ofreció hospedaje en su habitación como pago a sus servicios de guía en la ciudad, Mollie tuvo la impresión de que había algo más que aún podía perder... su corazón.