Aquel crucero estaba haciendo que perdiera la cabeza…

Después de vivir alocadamente en Hollywood, Claire Mackenzie dejó atrás la jungla de asfalto y encontró la estabilidad dirigiendo un vivero en Canadá.

Por eso, cuando su abuelo, toda una leyenda de la pantalla, la invitó a hacer un crucero a bordo del Sueño de Alexandra, Claire estuvo a punto de decir que no, pero su abuelo iba a participar en un espectáculo de viejas estrellas y Claire decidió que debía protegerlo acompañándolo en los ensayos.

Estaba convencida de que Liam Bates, el carismático ayudante del director del crucero, estaba intentando utilizar a su abuelo para forjarse su propia carrera en el mundo del espectáculo. Pero por mucho que pensara que lo que Liam decía sentir por ella no era real, no podía resistirse a sus encantos.