Hasta el día de su entrevista de trabajo, cuando los ojos totalmente sin emoción de él se aferraron a ella, Deborah no había creído que alguien pudiera ser tan frío y duro como Zane Wilding.

Él era el jefe más exigente que ella alguna vez había tenido y era, también, implacable en su vida personal. Su buena apariencia no compensaba la frialdad extrema con la que trataba incluso a su esposa.

Pero, para cuando Deborah conoció la verdad de los hechos detrás del comportamiento de Zane, ya era demasiado tarde para dejarde zambullirse de cabeza en el amor.