Cuando el altivo abogado Marc Hammond expresó sus reservas ante la posibilidad de contratar a Robin Johnson como acompañante de su tía abuela, la joven casi lo entendió. Tenía que reconocer que era especialista en meterse en problemas y que no era ni mucho menos el tipo de persona tranquila y responsable que se requería para el puesto.

Además, en el caso de que la aceptaran, Marc querría controlar todos sus movimientos y, probablemente, cuestionaría todas sus decisiones. Entonces, ¿por qué seguía intentando convencerlo de que ella era justo la persona que estaba buscando?