Ella se había entregado por entero a las llamas de un incendio, al dulce perfume de los pinos, a esas tiernas manos que al acariciarla la impulsaban hacia lo alto, cada vez más alto, hasta llegar a las cumbres del deseo.

Al volante de su automóvil que la conducía a Pine Winds, ella recordaba su pasado. ¿Estaría Dougas todavía allí? Ella recordaba las hermosas facciones de ese hombre, de ese astro del tenis, que le había robado su corazón y le había cambiado su vida. De lo que estaba segura era que todo lo que había sentido alguna vez había desaparecido. Estaba muerto como las cenizas. ¿O entre las brasas podría surgir una última y oculta llama de amor?