Desde que era una niña, Río había sido el blanco de todo tipo de rumores y malintencionados comentarios. Sólo un hombre había tenido fe en ella: Sam Langtry, que decidió acoger a la joven en su rancho y cuidarla como si de su propia hija se tratase. Kane, el hijo de Sam, había respetado los deseos de su padre, pero jamás la había respetado a ella...

Vivir con Río lo estaba volviendo loco. Durante años, le había incomodado tenerla a su lado, pero estaba empezando a darse cuenta de que lo que sentía hacia ella no era rencor... ¡el problema era que la deseaba! Y aunque no estuviera muy seguro de que pudiera mantener una relación con ella, deseaba intentarlo desesperadamente.