Eleri había decidido pensarse las cosas detenidamente y comportarse como una mujer equilibrada y sensata, después del terrible error que cometió en su adolescencia. Pero había veces en que ese propósito le resultaba difícil de mantener; y eso era lo que le ocurría en su relación con James Kincaid, por ejemplo.

Eleri llevaba bastante tiempo enamorada de su jefe y, ahora, James no sólo le estaba suplicando que volviera a trabajar con él, sino que también le había dejado bien patente que la consideraba una mujer muy atractiva. La experiencia y el sentido común le aconsejaban que se guardara para sí misma aquellos sentimientos y procurara distanciarse de James. Después de todo, él la había juzgado mal una vez y, si tenía en cuenta su pasado, era posible que volviera a hacerlo.