Nada le resultaba tan fascinante como una mujer fuerte que lo pusiese en su sitio…

El ayudante del fiscal del distrito Daniel Fortune era un magnífico ejemplo de lo arrogantes que podían llegar a ser los abogados. Alisha Hart conocía a los de su especie: elegantes, encantadores y con sed de poder. Pronto las bromas seductoras desembocaron en una apuesta que Alisha no pudo rechazar: quien perdiera el caso en el que ambos estaban trabajando tendría que hacer algo por el otro. Y tendría que ser una sorpresa.

Daniel no pudo esperar tanto tiempo y la pelea diaria en los tribunales acabó en una noche de pasión desenfrenada. Pero de repente le empezó a preocupar que la relación con Alisha pudiera costarle el ascenso a fiscal y decidió alejarse de ella. Alisha sólo tenía dos opciones: ganar el caso o arriesgarse a perder el corazón… otra vez.