Jenny Smith tachaba a Matthew Benson de cavernícola. ¿No había escrito que la igualdad de la mujer era un tema pasado de moda? Pero ella tenía un plan. Tan sólo debían permanecer atados a los extremos de una cuerda durante treinta días... sin tocarse. Así le demostraría que los sexos podían ser distintos, pero iguales.

Matthew consideraba escandalosas las ideas de Jenny. A pesar de todo, aceptó su proposición, convencido de que ella cambiaría de opinión tarde o temprano. Sin embargo, fue él quien descubrió que tenía esperanzas de que las ataduras fueran permanentes.