Los reveses de la vida hicieron que Campion Roberts no confiara en sus sentimientos; el hombre a quien creyó amar, le demostró con despiadado realismo que no era ella quien le interesaba, sino el dinero de su padre. Ahora, su agente literario, Guy French, insistía en que la última novela de la joven escritora carecía de pasión y que debía reescribirla. ¿Cómo podía describir una emoción que en realidad nunca experimentó? ¿Y por qué Guy, quien estaba más en su elemento en el jet set, la siguió a una remota cabaña sólo para cerciorarse de que terminara la novela a tiempo?