Aquella noche ella estaba peligrosamente libre de inhibiciones.

Todos sabían que Stephanie no podía olvidar a su esposo; diez años después de su muerte, ella aún no miraba a otro hombre. Pero Stephanie conocía la razón. Su matrimonio fue un fracaso tal, que a ella le aterraba la idea de confiar en alguien, excepto en Gray Chalmers, el amigo que la ayudó en el transcurso de aquellos largos años. Pero el panorama cambió y Gray necesitó de la ayuda de ella para luchar contra la atracción que sobre él ejercía una hermosa mujer casada.