La posesión es el noventa por ciento de la ley. En el caso de Claudia, el viejo dicho no podría ser más cierto. La casa toscana que acababa de comprar era el hogar perfecto para compartir con su futuro marido.

El propietario, aparentemente, pensaba diferente. Cesare di Stefano, un poderoso hombre de la región, le disputó la propiedad a Claudia. La batalla prometía ser larga y amarga hasta que, en medio de un altercado verbal, las chispas de la atracción comenzaron a volar. No obstante nada podría resultar de eso, Claudia se afirmaba a sí misma. Sin duda era a Vito a quien ella amaba. Sin duda...