¿Era el sombrío personaje el que amenazó a Rose en Turquía Oriental, o el mundano y elegante profesor de arqueología quien le dio la bienvenida en su hermosa mansión de Estambul y la trató como a una de sus valiosas antigüedades? ¿O acaso era él, como Rose sospechaba, un astuto criminal que planeaba introducir clandestinamente en los Estados Unidos millones de dólares en heroína?

Ella lo ignoraba. Lo único que sabía era que no podía vivir sin él.