Gaby nunca había tenido noticias de su familia de Venezuela. Pero ahora que su madre había muerto, la joven sintió curiosidad y se puso en contacto con la embajada de Venezuela... y una mañana apareció en la puerta de su casa un arrogante extranjero llamado Luis Estrada.

Éste le informó con toda calma que preparara las maletas para emprender viaje ese mismo día a Venezuela. Gaby no quería acompañarlo, pero pronto iba a descubrir que era imposible oponerse a los deseos de Luis.