-Somos marido y mujer y no tengo intenciones de convertir mi matrimonio en un ritual platónico.

Alex era una joven feliz, tenía todo: un prometido, amistades y un buen trabajo. Un día descubrió que su novio la engañaba, y por despecho aceptó la proposición matrimonial que en esa oportunidad le ofreció el atractivo conde Philippe de Vilone, quien también había sufrido una decepción amorosa. ¿Llegaría a funcionar un matrimonio donde no existía el amor y sólo había deseo?