Cuando Miles conoció a Maddie, no pudo apartarla de su pensamiento. Finalmente, volvió a Australia con la intención de mantener una aventura con ella: el matrimonio no formaba parte del plan.

Eso le venía bien a Maddie. Adoraba a los hombres, pero no confiaba en ellos, y no tenía tampoco intención de casarse. ¡Pero lo que sí quería era tener un hijo! Y Miles tenía todas las cualidades que ella quería para su hijo: inteligencia, dinero y atractivo... Aunque ella no iba a decírselo nunca.