Rubio, de pelo largo y ojos seductores, vestido siempre con unos provocativos vaqueros, no era el tipo de hombre que solía gustar a la doctora Cristina Jordan; sin embargo, noche tras noche, su voz aterciopelada seducía a la joven psicóloga y al resto de las mujeres de la ciudad a través de las ondas..

Dillon no era del agrado del sector conservador de la ciudad. Sus diversiones favoritas eran hacer el amor y practicar el surf y sus costumbres resultaban demasiado relajadas para Cristina, que tenía una hija adolescente a la que educar y una prometedora carrera como psicóloga por delante. Además, quería que el hombre que compartiera su vida con ella fuera suyo en exclusiva y no un sex symbol al que adoraban cientos de admiradoras. Pero Cristina no tardó en darse cuenta de que no podía estar lejos de Dillon, sobre todo cuando oscurecía.