Aquella relación no podía salir bien, pero Morgan estaba dispuesta a intentarlo.

Beau Landry era encantador, pero Morgan Taylor sólo estaba en Lousiana para cumplir con su trabajo de abogado. Nada más lejos de su intención que iniciar una relación sentimental con el único testigo que iba a declarar contra su cliente. Sin embargo, salir una noche a cenar con él no tenía nada de malo... siempre que pudiera controlar la atracción que él ejercía sobre ella.

Beau estaba dispuesto a desplegar sus tácticas de ataque para llegar a conocer mejor a Morgan. Si era un delito enamorarse de una joven abogada, entonces él era culpable.