La casa de campo de su tía estaba muy lejos de las conflictivas calles de la gran ciudad, pero el ex policía Cade Walker no había olvidado cómo atrapar a un delincuente. Pero aquellos ladronzuelos eran idénticos... y todavía unos niños.

Los traviesos gemelos de su vecina se habían limitado a "tomar prestada" la madera de Cade para construir una caseta en un árbol. Y su madre sentía mucho el comportamiento de los niños. Además, era muy atractiva, no tenía marido y estaba llena de secretos.

Cade sabía que no era buena idea besar a una mujer que ocultaba algo. Pero ya era demasiado tarde. Ya había caído en las redes de la deliciosa Alexandra Hollings.