Melissa Hamstead tenía un mes de plazo para contraer matrimonio. Si no conseguía un marido, iría a la cárcel acusada de robo. Y para conocer a posibles pretendientes tenía que vivir en Walraven Castle, con el atractivo y cínico duque de Walraven, al que su padre y su tío habían intentado robar.

Pero el altivo duque y la testaruda Melissa estaban destinados a enfrentarse. Sin embargo, cuando la vida de ella estuvo en peligro, el duque tuvo que reconocer sus propios sentimientos y se dio cuenta de que él era el único candidato.