La habían engañado...

Norah Kelsey había caído en la trampa y ahora estaba obligada a casarse con Su Alteza Real, el príncipe Philippe Rasada. Por supuesto, había cosas peores que casarse con un príncipe... a no ser que la novia no lo amara. Y Norah estaba segura de que no lo amaba en absoluto; es más, ni siquiera lo conocía.

¿Cómo se había metido en un lío así? Bueno, eso era una larga historia; pero una cosa era evidente: tenía que escaparse cuanto antes. Sin embargo, librarse de su prometido resultaba prácticamente imposible. Por algún extraño motivo, Philippe parecía decidido a mantenerla muy cerca...