Brogan no estaba acostumbrada a que los hombres la persiguieran, y mucho menos hombres tan peligrosamente atractivos como Joshua Baynard, que podría conseguir a cualquier mujer. ¿Qué querría entonces de ella, una viuda con una hija pequeña?

Los niños no figuraban en la agenda de Joshua Baynard, pero Brogan Carpenter sí. Aquella preciosa morena se le había metido en la sangre...