El padre de Davina Lowell había desaparecido misteriosamente. Todo el mundo dudaba de lo que ella decía, pero Davina estaba convencida de que estaba vivo y de que había encontrado la ciudad perdida de Yucatán. Ella necesitaba un guía para su búsqueda y el aventurero Sam McGee era su hombre.

Juntos atravesaron el exuberante territorio. Pero lo que descubrieron no estaba registrado en los mapas: era el misterioso territorio del amor.

Aunque la impetuosa Davina no se resistía a seguir por las rutas del éxtasis, se temía ago terrible: no ser capaz de encontrar de nuevo su camino sin él.