Cuando la profesora Vanessa Wiggins informó de los gritos provenientes de su jardín, la policía no le hizo mucho caso. Tal vez su nueva casa estaba cerca de donde los lobos aullaban a la luna. La convencieron de que nadie había sido asesinado en aquel lugar, porque no habían encontrado ningún cuerpo... y entonces apareció el fantasma.

Taylor Stephenson, vecino de Vanessa, fue la única persona que la tomó en serio y se convirtió en su tabla de salvación y apoyo. Ella necesitaba de su fortaleza y del consuelo de sus brazos para enfrentarse a los horrores oscuros del pasado que habían aparecido para aterrorizar sus días... y sus noches.