Daron Rourke tenía una vida secreta en Bali, una vida peligrosa, una vida que compensaba todos los años que ella había pasado en la jungla de cemento de Estados Unidos.

Grant Hilliard necesitaba su ayuda para encontrar a su novia secuestrada. Pero Daron se mostró reacia. No porque no pudiera encontrar a la mujer, sino porque sintió que Grant Hilliard era un hombre con dos caras, dos personalidades. Una era tan peligrosa como su interés sexual por Daron; la otra era encantadoramente inepta.

Daron dejaría de buena gana al primer hombre junto a un nido de cobras. ¿Pero cómo podía permitir que el otro Grant viajara solo por la jungla de Bali?