Durante nueve años, Alexandra Yates había compartido su vida con el arquitecto Greg Hollis, aunque nunca le había visto en persona. Eran amigos por correspondencia y habían hecho el pacto de no verse nunca. Y no era que Alexandra no hubiera fantaseado sobre él...

Al surgir la oportunidad de hacer realidad esas fantasías, ella fue incapaz de resistirse, a pesar de que aquello implicaba hacerse pasar por otra. Pero hasta que él no se enamoró de ella, Alexandra no se dio cuenta del error que había cometido con su inocente charada, porque ella también estaba enamorada del hombre cuya confianza había traicionado.