Rachel Pennington corría el peligro de convertirse en una solterona. Pero… ¿qué podía hacer?

Se negaba a casarse con alguien que no fuera interesante y misterioso, y en el tranquilo pueblo donde vivía, tan lejos de Londres, no había hombre que cumpliera semejantes requisitos… Hasta que llegó Jared Prescott.

Jared se había trasladado al campo en busca de aislamiento, pero no había contado con la bonita y persistente Rachel… ¡Y mucho menos con cortejarla! Al cabo de un tiempo, su reputación de ermitaño comenzó a resultarle un estorbo: pero no podía arriesgarse y congraciarse con sus vecinos… cuando había un asesino suelto.