¿Era posible? ¿Sería ella inmune a su encanto masculino? Cualquier mujer hubiera sucumbido ante él, pero Shannon era diferente. Ella se había enfrentado a la seductora mirada de los ojos azules con indiferencia glacial.

Cayce Hamilton había sido su jefe. Nada más. Él trató de persuadirla para que abandonase sus planes y sus defensas. Un desafío que ella aceptó con helada resolución.

Antes fue su secretaria legal, pero ahora era una abogada. Él era poderoso y exigente. Sin embargo, ella nunca fue su compañera. Ni en la corte, ni en la cama. ¿Sería posible que el éxito hubiera avivado una llama oculta? ¿... que los besos de él, el calor de su abrazo pudieran todavía quemar su corazón? ¿... que ella ansiara con desesperación encontrarlo otra vez -ahora con sus propias reglas- y fundirse en sus brazos?