¡Thane Callahan era imposible! Primero quiso que ella cambiara su estilo de peinado, luego la forma como vestía. Y ahora la quería a ella. Pero Adair no tenía la intención de entregarse a él. Sabía, por amarga experiencia, cuánta infelicidad causaba el enamorarse.

Thane era como todos los del sexo masculino: un conquistador dominante y egoísta. Y nada de lo que dijera la convencería de que podía ser de otro modo. Entonces, ¿por qué permitía que intentara conquistarla?