Ellen Richards se había hecho una promesa: cuando volviera a ver a su ex marido iba a pesar cinco kilos menos e iba a ir del brazo de un hombre impresionante. El peso lo perdió con facilidad, pero lo de encontrar al hombre era un poco más difícil.

Y entonces se enteró de que su "ex" volvía a Minneápolis para asistir a la boda de su hija. De modo que Ellen reunió todo el coraje necesario y contrató a un acompañante profesional.

Pero Seth Holloway, acompañante a tiempo parcial, caricaturista a jornada completa, viudo y padre de tres adolescentes, no era exactamente como ella había imaginado. Su "actuación" en la boda fue demasiado convincente y, pronto el amor fingido empezó a convertirse en realidad. Pero eso no estaba incluido en los planes de Ellen. Y desde luego tampoco en los de Seth.