Jordan Wescott no se había imaginado que para proteger los intereses económicos de su familia tendría que cambiar temporalmente de vida y convivir con la criatura más bella que nunca había conocido.

Mistral St. Michel era como una leona defendiendo su territorio, y no iba a permitir que nadie se acercara demasiado a ella. Pero su corazón corría serio peligro de sucumbir ante aquel hombre, y Mistral desconfiaba de cualquiera que la incitara a sucumbir a sus deseos...