Entre ellos se cruzó, como un rayo, el recuerdo de un fugaz conocimiento anterior. El impacto fue intenso. Kendra carraspeó mientras sostenía la profunda mirada oscura de Case. ¡Pero ellos nunca se habían visto! Y un vez que ella terminara su trabajo, se prometió, no lo volvería a ver.

El peligro y la oscuridad se deslizaban por debajo de la brillante superficie del elegante casino Lake Tahoe. Kendra se había jurado que ningún hombre se aprovecharía de ella nuevamente. Si ella se dejaba arrastrar, si caía bajo su influjo aunque fuera por un minuto, se vería obligada a pagar un precio que no podría resistir.