Keely Jerico ya no sabía cómo lograr que el esposo, extremadamente apuesto pero enfermizamente posesivo, dejara de acosarla con sus disparatadas escenas de celos. Pero Tyler no estaba dispuesto a cambiar y Keely no halló otra salida que la separación. Pero en cuanto Keely llegó a su nuevo departamento de soltera, Tyler comprendió que ella lo deseaba más que nunca.

Cuando Tyler la convenció de que aplazara el divorcio, Keely supo que ya no podría resistirse a los sugestivos encantos de su esposo. Se impuso, entonces, convivir pacíficamente con el carácter irascible de él, y juró hacerlo reaccionar echando mano a todos sus artilugios femeninos. En este juego, Keely se propuso salir victoriosa... o en el intento perdería todo cuanto poseía.