Maggie Walters podría haber jurado que estaría comprometida antes de cumplir los treinta años, pero las palabras de J. D. Duran no se acercaban nada a la proposición de sus sueños. Pensando que aquella podía ser su última oportunidad de casarse, decidió aceptar la propuesta de J. D.

El agente secreto se dijo que sólo se casaba con Maggie para mantenerla a salvo, aunque ella no lo supiera, pero cada vez le costaba más conseguir que su matrimonio fuera sólo una apariencia, pues empezaba a sentir que sus defensas se desmoronaban ante el tentador reto de Maggie.