Cuando Harry Cliffton viajó a Australia en busca de un heredero, tan sólo tenía una cosa en mente: ganas de sembrar discordia.

Cuando Ashley Harcourt conoció a Harry, lo último que pensó fue que se iba a casar con él.

Pero William, el hijo de Ashley, tenía otras ideas al respecto. Tan pronto vio a Harry decidió que podría ser el padre perfecto. A Harry también le gusto la idea de formar una familia. Tan solo tenía que demostrarle a Ashley que eran la pareja perfecta.