-¡Debe estar loco! Si piensa que voy a esperar con los brazos abiertos a que me haga el amor.

Kaara había ido a visitar a su hermano a la isla de Melindi, pero al llegar, se encontró con que ya no estaba allí, que se había fugado nada menos que con la prometida del amo de la isla, el importante don Juan de Carvallos. Esto no era culpa de Kaara pero don Juan pensaba que, bajo las circunstancias, un intercambio de novia no era precisamente un robo y la obligó a casarse con él.

Tal vez no se trataba de un destino cruel, ya que don Juan era un hombre muy atractivo y extremadamente rico, y Kaara tuvo que admitir que fácilmente podría enamorarse de él. Muy pronto descubrió que se había casado con un príncipe encantado cuyo corazón todavía pertenecía a otra princesa.