Por mera casualidad, él la había encontrado sin aliento a un lado del camino. Sin embargo, una absoluta determinación hizo que ella se pusiera de pie y comenzara a correr para eludirlo antes de que él volviera con su auto para llevarla a su casa.

La delicada Dana Madison odiaba ser una muchacha débil. Aunque ya era una mujer, sus padres la seguían protegiendo como a una niña. Había llevado adelante su vida de una manera desafiante, pero correr le dio aquel sentido de libertad que nunca antes había tenido.

Russ Ettinger era alto, insinuante, un perfecto atleta, un individuo singular. ¿Por qué insistía él en su persecución? ¿Qué le hacía pensar a ella que jamás podría escaparle? Justo a ella, que corría por su vida.