Negociar con la familia Bartholomew para conseguir un préstamo era como negociar con el mismo diablo. Pero Gina O’Con hubiera vendido su alma con tal de devolver al hotel Casa Mañana su antigua gloria. Lo haría para vengar a su madre, cuyas ambiciones se habían visto truncadas por aquellos que la condenaron por amar al «gran» Sylvester Bartholomew.

Sin embargo, tras conocer al hijo de Sylvester, Gina se dio cuenta repentinamente de que eran su alma y además su cuerpo lo que estaba en juego. Y su abrumador deseo sexual hacia Brad era un aterrador recordatorio del error de su madre... un error que ella se había jurado no repetir.