Faith no sabía nada del amor ni del deseo, ¡ni falta que le hacía! Iba a casarse con Julian, un hombre formal, digno de confianza y práctico. No tenían pensado tener niños, sólo un matrimonio agradable, tranquilo y platónico. Pero entonces aparecieron Harry March, un bebé adorable, una encantadora niña de cuatro años y un cerro de problemas... Harry March no era un hombre formal, sino sexy, atrevido, poco práctico e increíblemente encantador. Podría ser el hombre perfecto, pero no era el tipo de Faith y, en cuanto pudiera dejar de besarlo, estaba dispuesta a decírselo.