A los diecinueve años de edad, Romy sintió como si hubiera firmado su propia sentencia a cadena perpetua cuando las presiones familiares la obligaron a que aceptara la propuesta matrimonial del enigmático Xavier de Luca.

Romy sabía que no iba a ser fácil vivir con un hombre al que despreciaba y del que desconfiaba tanto. Pero no contaba con la llama de la pasión que se encendería entre ellos. Tampoco con el dolor que la ex esposa de Xavier había de causarle...