Cuando Rory Mallon perdió la vista temporariamente, su principal problema era cómo terminar el libro en el que estaba trabajando; decidió que solamente una esposa podía brindarle la clase de ayuda que necesitaba. Y le propuso matrimonio a Deirdre Lane.

Le hizo notar que no hacía falta que considerara este casamiento como un arreglo permanente: si cuando él recuperara la vista, alguno de los dos quería divorciarse, el otro no se opondría.

Pronto Deirdre se enamoró de su marido. Y ahí surgió el tremendo problema: ¿Qué pensaría de ella cuando pudiera verla? Porque Deirdre no era precisamente una belleza, como aquéllas a las que él estaba habituado.