Todo en Jordanna James era inusual: su belleza, su talento, su arte... hasta la enfermedad fatal que podría acabar con su carrera de bailarina e incluso con su vida... Sin embargo, lo más difícil de sobrellevar de su tragedia era abandonar a Kon, un fotógrafo joven, de indiscutibles dotes, quien le demostró su profundo amor, plasmando la hermosura de la mujer que idolatraba en imágenes increíbles, aunque pálidos reflejos de una más apasionada realidad...

Después del milagro de su curación en una clínica de Alemania, Jordanna regresó a su país y a su hogar; entonces, amargamente, descubrió que el hombre dulce y tierno que antes amara se había convertido en un perfecto extraño, una persona resentida, fría y calculadora, que poco tenía que ver con el muchacho idealista de otrora. Y aquellas fotografías, símbolos del amor compartido, habían aparecido en casi todas las publicaciones de Estados Unidos, lanzando a Kon a la fama, pero violando, denigrando, la dulce intimidad de su historia. Si Kon había usado a Jordanna sólo para forjarse una posición merecida y tanto tiempo postergada, ¿por qué insistía en seducirla con sus ojos, con su voz, con cada gesto? ¿Y por qué, si por el contrario, todavía la quería, se negaba a creer que ella lo había abandonado en un sublime sacrificio de amor?