Era la primera vez que un huésped de Stafford Cottage provocaba estremecimientos de deseo en su reservada propietaria: Lizbeth Sullivan tenía que reconocer que Colin Saint James causaba estragos en su corazón. Víctima en una ocasión de un desengaño amoroso, Lizbeth se había volcado en su trabajo, aunque ansiaba crear una familia. Con Colin.

Sin embargo, no eran más que vanas ilusiones, porque él sentía debilidad por los viajes... y por Lizbeth, pero no amor. Así que cada vez que se acercaba, ella lo rehuía. Y, en cada beso, camuflaba con protestas sus gemidos de placer. Pero... ¿y si su resistencia surtía efecto y el hombre de sus sueños desaparecía en mitad de la noche? Tal vez fuera mejor alentarlo, aunque sólo un poco.