El sargento Tony Griffin era el hombre más irritante e imposible que Delia había conocido nunca, pero estaba dispuesta a seguir adelante con aquel plan en el que un civil acompañaba a un policía en su recorrido por las calles de la ciudad.

Delia Pryde era la mujer más atractiva que Tony había conocido nunca. ¿Cómo iba a hacer fríamente su trabajo teniéndola a ella al lado? Y para colmo, aquella muñeca de porcelana decía que también quería ser policía. ¡Pero si no podría siquiera con el peso de la placa…!