ERA TAN GUAPO, QUE ESTABA DISPUESTA A HACER CUALQUIER COSA POR ÉL, INCLUSO ROMPER LAS REGLAS…

La portavoz de la policía Megan Esterbrook tenía un problema: era incapaz de negarle nada al periodista Barry Sutton. Pero eso iba a cambiar. Para no flaquear, había ideado su propia terapia de aversión a Barry Sutton; unas tarjetas en las que se recordaba a sí misma por qué no debía dejarse embaucar por sus encantos. Ahora sólo tenía que acordarse de usarlas: Barry Sutton me utilizó para conseguir Información sobre un caso y estuvo a punto de hacer que me despidieran.

Me besó y ahora quiere que entre con él en el despacho de un congresista. Me vuelve tan loca, que estoy dispuesta a hacer todo lo que me pida. ¡Socorro!