Una boda siempre lleva a otra, o eso le gustaba decir a la tía de Linzi. Y precisamente en la boda de su tía, Linzi consiguió dos cosas: atrapar al vuelo el ramo de la novia y que el escritor Guy Nelson le causara una fuerte impresión.

Por desgracia, Guy era un soltero recalcitrante. Peor aún, estaba convencido de que Linzi no era más que una cualquiera y nada de lo que ella dijera o hiciera podía convencerlo de lo contrario. Con su enorme atractivo y sus aires de mando, Guy había desempeñado a la perfección el papel de padrino en la ceremonia, pero, ¿podría desempeñar el papel de hombre perfecto para Linzi?