Juntos observaron la procesión de antorchas de los esquiadores que descendían por la ladera de la montaña. Luego, dejaron que la noche los envolviera con su propia magia plateada. Pero fue mucho más lejos de lo que Krystal tenía pensado. Su deseo había sido dejar preparado un terreno seductor para lograr un contrato beneficioso para ella. En cambio, se había rendido ante Gabe Marcus.

Él era el rey de la montaña, de ojos azules y misteriosos. También era el dueño de Starfire, el elegante lugar de temporada de invierno para esquiadores en Taos. Como su nueva vecina, Krystal pensaba abrir allí un balneario de aguas termales y quedarse con las tierras que Gabe deseaba poseer a toda costa. Frágil como aparentaba ser, ella le demostraría que era todo fuego y roca. ¿Pero podría mantener su posición a la fría luz del día? ¿Podría negociar una fusión de propiedades y negocio con un hombre que ya había tomado posesión de ella, en cuerpo y alma?