Kathryn estaba a punto de entrar en la iglesia cuando descubrió que su futuro marido no era más que un cazafortunas. Sin dejarse desanimar, Kathryn se deshizo del elegante vestido de novia y salió huyendo... para caer directamente en los brazos de Jonah Clarke.

Jonah era demasiado galante como para permitir que la novia escapara sin escolta. Kathryn enseguida descubrió que dejarse proteger por aquel guapísimo hombre creaba toda la emoción propia de una luna de miel... Sin embargo, ellos no estaban casados... aún.