Para Amy a veces resultaba muy duro ser la hija del jefe, especialmente cuando se encontró temporalmente al mando de la empresa. Lo peor de todo aquello era que su ayudante no era otro que el irresistible Dylan Copeland, que estaba tan empeñado en controlarla que no se sabía quién de los dos estaba al mando.

¿Cuál era el motivo por el que Dylan quería estar tan cerca de Amy...?, ¿era profesional o personal? Se trataba de un hombre tan enigmático que Amy no sabía si lo que lo movía era la ambición o la pasión. El caso era que, trabajando codo con codo, la temperatura estaba alcanzando niveles muy peligrosos...